jueves, 8 de noviembre de 2012

Matrimonio Gay ¿Hasta cuándo en Cuba?

Matrimonio Gay ¿Hasta cuándo en Cuba?
noviembre 7, 2012
Yasmín S. Portales Machado

HAVANA TIMES — En España, el Tribunal Constitucional ha desestimado el
recurso de inconstitucionalidad contra el matrimonio entre personas del
mismo sexo que interpuso el PP en cuanto Zapatero firmó la Ley (3 de
julio de 2005).

Seguras están las protecciones legales de las 25 000 parejas que dijeron
"Si" ante notario en estos años y seguros están los empleos de quienes
planifican y aseguran bodas gays –que es uno de los pocos negocios que
crece en Iberia en estos tiempos de crisis.

¿Por qué menciono a quienes viven del mercado LGBT? Porque 1) existen,
2) porque la Iglesia les culpa de sobornar a toda persona heterosexual
con poder que opina a favor del colectivo LGBT y 3) porque, al menos
desde Cuba, lucen como que exóticas esas figuras del lobby pro-gay
comercial que solo piensan en los filones económicos que puede dejar el
aumento de los derechos de nuestra comunidad.

La Mafia Rosa les ha llamado algún compañero anticapitalista, y no dudo
de que, en las circunstancias necesarias, así se comporten.

Pero hoy es un día para celebrar, así que pospondré la búsqueda de soga
para capitalistas rosadxs por 24 horas.

¡Venga! España asegura el derecho de todas las personas que se antojen
de casarse, que es el único método para que la gente decida no casarse
nunca, como demuestra la experiencia del colectivo heterosexual. Veo dos
razones para ello:

Primero: Porque para negarte a hacer algo tienes que tener derecho a
ello. Nadie dice "no me da la gana de ir a la cárcel", porque no te
dejan entrar así como así, en cambio ¿quién no ha dicho a la autoridad
"no me da la gana de ir a la escuela"? Lograr el éxito era otra cosa,
pero ¡lo intentamos! Ahora que el Tribunal Constitucional dice que si
podemos, es tiempo de decir "es que no estoy buscando eso ahora en mi
vida" y demás variaciones.

Segundo, y esta es seria: Porque el matrimonio es un contrato legal que
asegura los deberes y derechos de las partes involucradas entre si,
frente al Estado, y del resto de la sociedad para con sus integrantes,
es un corolario lógico del desarrollo de la sociedad moderna, cada vez
más laica y liberal.

El matrimonio no es prueba de amor, ni garantía de su durabilidad. A
veces, de hecho, el contrato matrimonial solo sirve para protegerte de
lo que la otra parte entiende por "amor", que resulta ser violencia de
todo tipo.

Ahora todos y todas tienen derecho a casarse –con deuda y migrañas por
la planificación de la boda perfecta–, amarse, aburrirse, engañarse,
maltratarse, divorciarse –con su paquete de abogacía, peleas por la
casa, el monto de la pensión alimenticia y las horas de visita– y vuelta
a empezar.

¿Cuándo llegara a Cuba tal día de fiesta? ¡Tremenda pregunta!

Según se deduce de un discreto despacho de prensa del Juventud Rebelde
(20 de septiembre), el nuevo Código de la Familia, que incluye el
reconocimiento a las parejas del mismo sexo de sus derechos
patrimoniales a través de la formula de "Unión civil", debe ser el plato
fuerte de la sesión invernal del Parlamento cubano, este diciembre.

Ello estaría a tono con lo que la Ministra de Justicia ha dicho al
periodista y activista Paquito el de Cuba, de que esta legislatura será
la que decida la suerte del renovador texto. ¿Suerte?

Al nuevo Código de la Familia se le han dado largas durante al menos
cinco años, y solo la presión del movimiento LGBT cubano sacó a la luz
el hecho el que estaba estancado entre comisiones parlamentarias.

Aunque es apoyado por dos entidades cubanas con iniciativa legislativa:
la Unión de Juristas de Cuba y la Federación de Mujeres Cubanas, y trata
de actualizar un documento que data de 1975, a este proyecto de Ley se
le han puesto más sacadillas que a un jugador negro en las Grandes Ligas
antes de 1950.

De acuerdo con el sistema legislativo cubano, la sociedad civil poco
puede hacer para promover agendas específicas: Cuba tiene solo una
organización política legal, el Partido Comunista, y quienes integran la
Asamblea Nacional se comprometen a apoyar a la dirigencia de la
Revolución, no a defender los intereses de sus respectivas
circunscripciones electorales.

De este modo, cada debate legislativo es una discusión sobre cómo el
proyecto legal de turno se revierte en apoyo a la Revolución y
defendernos del enemigo.

Este es en un país con larga tradición homofóbica –heredada de la
metrópoli española entre los siglos XVII y XIX, reforzada en la
hegemonía cultural yanqui de la primera mitad del siglo XX– y donde el
discurso heroico y viril nutre la épica de la historia patria.

A partir de 1959, la masculinidad rampante fue utilizada por el gobierno
cubano como molde para el mítico Hombre Nuevo que avizoraba Ernesto
Guevara. Todo esto llega al siglo XXI, cuando los esfuerzos por contener
la epidemia del VIH–Sida dieron paso en algunos círculos a la reflexión
sobre la naturaleza paralizante de la homofobia, por desgracia, ninguno
lo suficientemente alto en las esferas del poder.

Como en casi todo el mundo, se enfrentan en el debate legislativo
respecto al nuevo Código de la Familia los modelos de familia y sociedad
de la cúpula católica y las iglesias evangélicas radicales, frente al
movimiento de mujeres, los grupos LGBT y algunas iglesias protestantes.

Pero estas posiciones y las razones de cada bando no han llegado al
público, ya que Cuba carece de medios de prensa dispuestos a hacerse eco
del debate.

Yo creo que sería muy fácil desmontar la naturaleza discriminadora y por
lo tanto retrógrada de la heteronormatividad y el patriarcado, demostrar
que reconocer los derechos de todas las parejas y todas las familias
donde la gente se quiera y respete es en verdad, revolucionario, pero….
Tendré que esperar a diciembre.

Mientras, un brindis por España y el derecho a divorciarse, y que el
ejemplo prenda.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=74774

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