Mariela Castro: la policía buena del castrismo
[17-11-2012]
Martin Oscarsson
(www.miscelaneasdecuba.net).- Su cara, naturalmente maquillada. Su
cuerpo, confortablemente vestido reposa en un sillón decorado con
elementos andinos. Al parecer da una imagen sencilla, como la que diera
en su tiempo la mismísima Rigoberta Menchú. Pero entonces recordamos que
la persona que vemos en YouTube está tan lejos de alcanzar un Nobel de
la Paz como nosotros de ese sitio espacial donde en pocos días ocurrirá
el solsticio de invierno. La escena del crimen, una entrevista
totalmente orquestada por el castrismo.
Entrevistador, un "periodista" que sólo conseguiría trabajar en
periódicos como el Granma e incluso llegar a jubilarse sin que nadie
nunca le recuerde. Preguntas, previamente preparadas. Respuestas, de
tipo cantidad de arrobas de caña cortada, sin ninguna relevancia como ya
nos tiene acostumbrados. Cambios, la situación insostenible de la
dictadura que ella representa. Su nombre, Mariela Castro, la hija de
Raúl Castro.
"Una disidente global"
Mariela se autodenomina "una disidente global". ¿Es éste un intento de
robar protagonismo a los disidentes históricos cubanos? Disidentes como
la bloguera Yoanis Sánchez, las Damas de Blanco, y las diferentes
organizaciones por la democracia en Cuba tanto dentro como fuera de la
isla, pero fundamentalmente los de dentro. Esos que como Sánchez son
objeto diario de persecución, detenciones arbitrarias, actos de repudio,
maltratos físicos, "accidentes de tráfico con consecuencias mortales",
"muertes inesperadas". Tragedias humanas en todo el sentido de la
palabra que la autodenominada "disidente global" Mariela Castro nunca ha
experimentado en carne propia por el contrario, ha sido y es autora
intelectual al igual que su padre, hermanos y tío de todo ese sufrimiento.
Mariela Castro no ha sentido el terror de ser molestada sexualmente por
mujeres del MININT y si alguna vez ha sido golpeada, debe haber sido por
su "yuma italiano" como ella vulgarmente llama a su marido pero nunca
por una turba pagada con merienda de pan y refrescos por su propio
padre, Raúl Castro. Tampoco ha sido detenida en una cárcel por decir
públicamente lo que ahora dice y siempre hemos sabido, que los jóvenes
cubanos no apoyan la dictadura castrista.
Asegura que los niños en Cuba se prostituyen pero no tienen el sida
Vergüenza es una palabra fuera del diccionario de Mariela Castro. Su
frialdad al referirse a la prostitución infantil en países pobres como
Cuba nos da escalofríos. Su pasividad al respecto, su cinismo
maquiavélico no contradice las causas de la prostitución en la vida de
un niño. No repara en estigmatizar la vida de los pequeños, los más
indefensos y vulnerables.
Esos que desde más de 50 años son objeto de la malnutrición y el lavado
de cerebro, una realidad que ni siguiera sus padres pueden impedir. Los
niños en Cuba son como toda propiedad de la revolución. De estos Mariela
se regocija al decir que se prostituyen pero que al menos no tienen el
sida, y yo no puedo sentir más que ganas de vomitar. Una prostitución
que ella simplifica sin tener en cuenta las terribles consecuencias de
esto para la vida de esos niños. Vidas donde los diarios abusos sexuales
dejan huellas difíciles de borrar. Huellas que con el paso de los años
se convierten en adicciones y terminan hasta en suicidio. ¿Pero que le
importa a Mariela si al decir que los niños que se prostituyen están
sanos aumenta el flujo de pedófilos a la isla? ¿Le ha importado alguna
vez a algún Castro que hasta los niños se vean obligados a prostituirse
para sobrevivir? Es muy difícil impedirlo, nos asegura Mariela.
Por otro lado parece ser muy fácil impedirles el paso a las damas de
Blanco cuando salen a caminar pacíficamente por las calles de La Habana,
es muy fácil imposibilitar que la disidencia pacífica se reúna. Esto
tiene mayor prioridad para los Castros que la vida y el porvenir de los
niños cubanos.
Falta de condones, culpa del bloqueo
La solución que Mariela brinda para que los niños que se prostituyen no
se enfermen de sida parece estar según ella no en perseguir a los
pedófilos extranjeros como todos creemos pero si en el uso de condones.
La pregunta que no se le hace es ¿cómo se le puede decir a un niño que
le exija condón a su violador sin convertirse uno mismo en un cómplice
de pedofilia? ¿Qué conciencia puede tener un niño que se prostituye para
comprender el peligro que corre? ¿Puede un país que se anuncia como un
paraíso sexual realmente presumir que los niños que se prostituyen no se
contagian de sida? Especialmente cuando el comprador de sexo viene desde
el exterior. Que estas afirmaciones provengan de una "sexóloga" como
Mariela Castro no es sólo un insulto a la ciencia, sino también una
vergüenza para la universidad que le otorgó tan aclamado título. Un
título cual legitimidad ella misma cuestiona cada vez que permite una
"entrevista".
No olviden que también dice ser una activista gay, pero sólo vela por
los derechos de los homosexuales que defienden la dictadura de su padre.
Siempre y cuando estos se abstengan del derecho humano de casarse y
formar familia porque según ella la religión no lo permite. Un argumento
mediocre para un país donde la religión estuvo prohibida por su tío
Fidel Castro por más de 40 años. Ahora como ya nos tiene acostumbrado
echa toda la culpa al bloqueo. Un bloqueo que no impide la entrada de
medios técnicos de represión para aumentar la censura y el control de la
información. Tampoco la entrada de productos y medicamentos que se
adquieren con moneda convertible. Un bloqueo que no impide plataformas
petroleras en las costas de Cuba. Pero es más fácil lavarse las manos
como Poncio Pilatos, y cargar a otros con la culpa.
Cambio de sexo para los gays, "gratis"
También es controversial la forma en que ella promueve el cambio de sexo
como la solución de muchos gays para alcanzar mayor aceptación social.
Simplificando lo que un cambio de esa naturaleza significa no solamente
desde el punto de vista físico sino también desde el punto de vista
social y psicológico. Incluso cuando estudios científicos han demostrado
que en sociedades donde los homosexuales disfrutan de los mismos
derechos que el resto de los ciudadanos, son muy pocos los que deciden
dar ese paso.
Aprovecho Misceláneas de Cuba para exhortar a Mariela Castro a hacer lo
posible por educar al pueblo acerca de la vida gay. Aumentar la
presencia gay en todas las esferas de la sociedad, incluso en la
política, en la televisión. No sólo como objeto de burla nacional como
es usual en Cuba sino también como el ciudadano íntegro que es, digno de
que se le respete por su persona. Pero lo más importante es que deje de
referirse a la sexualidad de los gays de la forma en que se hacía cuando
ella estudio por los años 80. Todavía se refiere a la sexualidad entre
personas de un mismo sexo como una anomalía sexual y no con la
normalidad con que hoy se trata el tema. Pero éste no es su mayor reto,
el reto está en llevar a un pueblo a tener tolerancia por unos grupos,
pero no por otros.
¿Cómo decirle a la gente que acepten a los gays pero que sigan odiando a
los disidentes y exiliados cuando incitas a odiar y a repudiar a ambos
grupos por igual? A ambos grupos les tirabas huevos y los apaleabas en
las esquinas, en las escuelas militares, incluso hasta delante de sus
familiares. Cuando hasta ayer los expulsabas de las universidades y de
los centros laborales. El reto no es ¿Cómo decir esto a un pueblo entero
sin tener que pagar antes por las injusticias que les instaron a
cometer? El reto está en continuar teniendo "su apoyo" después que se lo
digas.
El tiempo lo cambia todo
Una carencia absoluta de confianza en el futuro se esparce como los
rayos del sol por la Perla de las Antillas. El sueño de los jóvenes
cubanos ya no es el de estudiar y superarse sino lograr salir del país.
El tiempo es algo que lo cambia todo. Convierte las mentiras en
verdades, lo bueno en malo y esto ha pasado en Cuba aunque allí parezca
que el tiempo se estancó en los años 60. Los que entonces eran llamados
por gusanos y escoria hoy representan la manutención de toda una nación.
La salud pública cubana y la educación han pasado de ser las joyas de la
corona castrista a su gran vergüenza, por mucho que Chávez se haya
operado su cáncer en Cuba.
Todos sabemos que no lo hizo en los hospitales del pueblo. En ninguno de
esos hospitales que se ven en YouTube, donde el testimonio del estado y
el trato deplorable de los hospitales cubanos dejan mucho que desear. A
todo esto se añade que las medidas tomadas por el régimen para evitar la
fuga de cerebros hacen que los jóvenes ven en educarse el ponerse
grilletes de por vida. Pues si bien en Cuba es normal la falta de
libertades, ésta es una condición que empeora cuando adquieres un título
universitario o ejerces una importante función pública, militar o social
y deseas salir del país. Siempre y cuando no cuentes con la cantidad de
dólares necesarios para comprar tu libertad y el silencio necesario para
mantenerla.
La pregunta que queda es ¿qué es un país sin el apoyo de sus jóvenes?
Cuando los jóvenes son el corazón que impulsa el progreso, sus voces,
las más importantes a escuchar. Su trabajo la mayor fuente de ingresos y
nada de esto existe en Cuba. Los jóvenes cubanos como la misma Mariela
reconoce no comprenden la idea de una revolución mientras que sus
contemporáneos fuera de Cuba deciden cuál es la fuerza política más
fiable que debe representar sus intereses, no por 52 años como en Cuba,
sino por un plazo limitado que permita remplazarles cuando estos no
cumplan sus promesas. El tiempo lo cambia todo, fue con el apoyo de los
jóvenes que Fidel logró su revolución, hoy son esos mismos jóvenes
quienes toman distancia de una revolución que prometió muchas cosas que
jamás cumplió.
De tal palo tal astilla
No me sorprendería si mañana me entero que Mariela Castro se considera
una gusana o una escoria global. Lo más prudente sería el llamar las
cosas por su nombre. ¿Cómo se les dice a los que se aferran al poder por
52 años de opresión? Personalmente les llamaría opresores, pero cuando
se trata de opresores que incluso en los años 60 llevaron al mundo al
borde del abismo bajo el horror de una amenaza nuclear, entonces los
llamaría enemigos de la humanidad y terroristas. Una amenaza donde su
padre como general del ejercito sólo esperaba órdenes para oprimir el
botón que haría desaparecer pueblos enteros de la faz de la tierra. Tal
vez con esa frialdad que lo caracteriza, con la misma falta de carisma.
Sin temblarle la mano como al ordenar a fusilar a sus amigos. Para
entonces su pequeña hija ya de seguro jugaría a tirar huevos y decir
consignas y gritos a los criados, como tantas veces lo viese hacer a su
propia madre en los actos de repudio o como tanto lo ordenaría a turbas
su querido padre.
Así creció Mariela y así es todavía, como una princesa consentida que no
permitía críticas ni preguntas inconvenientes. Ajena al sufrimiento de
la gente, siendo escoltada a todas partes como la heredera de la corona.
Aprendiendo desde niña cómo aferrarse al poder. Porque quien llega al
poder usando las fuerza, matando y eliminando toda pensamiento
diferente, es esto lo que enseña a sus hijos. Pero es primero en la
admiración que Mariela expresa por sus descendientes cuando tenemos la
certeza de que no se trata de ninguna hija de nazis que se avergüenza de
su origen. Y es en ese orgullo que ella no esconde sus progenitores
donde logramos desprenderle su disfraz de policía buena del castrismo y
logramos verla como esa réplica atroz de su padre que es.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37720
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