De la homofobia sexual a la 'pluralfobia' política
Cuba celebrará dentro de unos días una nueva jornada contra la homofobia
con la participación de la cantante española Massiel.
Joan Antoni Guerrero Vall
abril 18, 2013
Cuba celebrará dentro de unos días una nueva jornada contra la homofobia
con la participación de la cantante española Massiel, evento que, como
es costumbre (también porque no queda otra), organiza el Cenesex, centro
del régimen que dirige Mariela Castro, la hija del general Raúl Castro.
La homofobia es un problema que, sin lugar a dudas, merece librar todas
las luchas posibles para que se acabe con ella, no solo en Cuba, pero no
es menos cierto que resulta poco creíble, o más bien, es increíble, que
semejante reivindicación quiera estar abanderada precisamente por un
régimen que, en primer lugar, no reconoce la diferencia política y que,
desde sus inicios, rechazó a los homosexuales, no aptos para el proyecto
revolucionario que se puso en marcha en la Isla. No hace falta recordar
las UMAP y lo que pasaron represaliados como Reinaldo Arenas.
La lucha contra la homofobia que emprende el régimen es ante todo una
impostura que en esto caso está dirigida a obtener unos réditos
políticos y de imagen cuando todavía no se les ha dado a los
homosexuales en la Isla un trato de igualdad frente a otras
inclinaciones sexuales. Pero es más, es todavía más impostura cuando no
se ha reconocido de una forma seria la persecución que padecieron muchos
gays, lesbianas y transexuales en ese país, y cuando ni tan siquiera se
les ha intentado reparar, como también tendrían que ser reparados todos
los perseguidos políticos desde 1959.
No se puede pretender que nos creamos que alguien quiere y puede
conciliar la igualdad de los derechos en los asuntos de alcoba mientras,
al mismo tiempo, se decida a mantener vetado el debate sobre la
pluralidad política, una pluralidad que se da por supuesto en todas las
esferas de la vida, incluso entre compañeros sexuales. La homofobia no
es más que el problema padecido por seres inadaptados a un mundo que se
manifiesta diverso sin necesidad de ninguna tolerancia, sea política o
religiosa. Y el mismo problema tiene los que padecen la "pluralfobia"
política.
No obstante, nadie va a esperar permiso para sentir, ya sea en su
espacio más íntimo o bien en el terreno de sus más profundas
convicciones políticas o ideológicas. Porque un ser humano, al fin y al
cabo, no necesita esperar tolerancia de nadie para manifestarse tal y
como es, solo necesita que los demás, una vez hayan comprendido la
realidad que les circunda, cuando logren entenderla como es, no
boicoteen más su existencia, al no aceptar –por miedo- las cosas como
son y no como algunos credos políticos o religiosos pretenderían que fueran.
Hasta este momento el discurso del Cenesex y Mariela Castro, a pesar de
las evidentes conexiones con lo más alto de la nomenclatura del régimen,
no ha sido suficiente para que Cuba avance en esa dirección hacia la
igualdad. Así pues, hoy por hoy este discurso no es más que la máscara
de progresía con la que la benjamina de los Castro se presenta por el
mundo, haciendo conferencias y consiguiendo titulares de prensa en los
que finalmente el apellido Castro se concilia con el respeto a la
diferencia. Un respeto impostado, que sirve para ir tirando de los
apoyos de aquellos que creen en titulares y no se molestan en contrastar
después la realidad. Jornada contra la homofobia sí, pero primero
erradiquen el odio contra la diversidad política. Si son capaces o si es
que quieren.
http://www.martinoticias.com/content/article/21658.html
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