Economía
Con la viga en el ojo
Resulta realmente alarmante que la prensa cubana en vez de reflejar los
desmanes que ocurren en la Isla, se preste a tratar de difamar a Suecia,
país que disfruta del mayor nivel de equidad del planeta
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 11/07/2012 10:18 am
Durante años ha sido una práctica del totalitarismo tratar de desviar la
atención sobre la complicada situación que se vive en Cuba, mostrando
los problemas existentes en otros países, muchas veces
sobredimensionándolos para que creamos que los nuestros no son tan
graves. Procuran aprovechar la desinformación existente a través del
estricto monopolio que posee sobre los medios de comunicación.
En los últimos tiempos, con el incremento de las dificultades
económicas, sociales, medioambientales, demográficas y la pérdida de
valores humanos, esa conducta engañosa se ha acrecentado. Es extraño el
día en que los periódicos, la TV y la radio no destaquen las desgracias
ajenas como los altos niveles de desempleo en Europa y otros lugares,
asi como la dimensión de la población penal en Estados Unidos, cuando la
miseria y marginalidad en Cuba son muy superiores, y la Isla está entre
los seis primeros lugares en el mundo en cuanto a población penal por
número de habitantes, constituida fundamentalmente por jóvenes —¡el
famoso hombre nuevo!—, mulatos y negros, quienes afrontan las mayores
dificultades socio-económicas, por lo que se ven empujados al delito.
En el colmo del afán de tergiversación, el periódico Granma el pasado 2
de julio destacó en primera página el aumento en 350 casos de los
crímenes de odio en Suecia en 2011 con respecto a 2010. La mayoría de
esos delitos fueron amenazas verbales racistas y hechos de violencia
física contra los homosexuales, señaló. La legislación sueca es muy
severa contra los actos de discriminación racial y de género, y son
conceptuados como delitos de odio. En ese país son muy condenables los
abusos contra personas de grupos sociales, raza, género, identidad de
género, u orientación sexual, religión, etnia, nacionalidad o afiliación
política.
En Cuba no se brinda información alguna sobre tales crímenes, aunque
solo por tener preferencias políticas distintas a las del Gobierno una
persona se convierte en ciudadano de tercera categoría, se le discrimina
socialmente, es vigilada y acosada permanentemente por la policía
política, los Comités de Defensa de la Revolución e informantes, e
incluso puede ser víctima de los "actos de repudio" con insultos y hasta
agresiones físicas, sin consecuencias para quienes cometen esas
repudiables acciones.
Resulta realmente alarmante que la prensa cubana en vez de reflejar esos
desmanes, se preste a tratar de difamar a Suecia, país que disfruta del
mayor nivel de equidad del planeta, con un Coeficiente de GINI de
ingreso de 25.0 en el período 2000-2011, según el Informe de Desarrollo
Humano 2011, confeccionado por el PNUD. Al igual que otras naciones del
norte de Europa —Noruega, Holanda, Dinamarca, Finlandia— goza de los más
altos niveles de vida, combinando una amplia democracia política con
medidas de protección social reconocidas como las más elevadas y
humanas, las cuales constituyen referencias para todos los gobernantes y
pueblos del mundo. Por supuesto, el Gobierno de La Habana no publica el
Coeficiente Gini de Cuba, como lo hacen varias naciones
latinoamericanas. Pero resulta obvio que las diferencias de ingreso son
considerables y no responden al aporte laboral de los ciudadanos, sino a
la suerte de poseer familiares y amigos en el exterior, vínculos
políticos que faciliten puestos de trabajo próximos a extranjeros, y
realizar actividades semi-legales o ilegales.
Por otra parte se mantiene una política de ocultamiento de las terribles
condiciones de vida existentes en países aliados como Corea del Norte e
Irán donde son violados todos los derechos de la población, en especial
los de las mujeres, las que incluso en Irán pueden ser condenadas a
morir por lapidación (a pedradas), si son acusadas de infidelidad
marital. También son ocultadas cuestiones como la terrible situación de
inseguridad ciudadana prevaleciente en Venezuela, que con el chavismo se
ha convertido en uno de los países más peligrosos del planeta. Si en
1998, en vísperas de la llegada de Chávez al poder, en la nación
suramericana se cometieron 19 homicidios por cada 100.000 habitantes,
progresivamente ese índice llegó a 75 en 2009, según ha reportado el
Observatorio Venezolano de Violencia, información que coincide con datos
publicados en el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, escenario
que no ha cambiado.
En lugar de buscar la paja en el ojo ajeno, los medios cubanos deberían
recomendar soluciones para los graves problemas nacionales, que se
profundizan y diversifican en la medida en que aumenta la crisis
multifacética imperante en el país.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/con-la-viga-en-el-ojo-278393
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