Quién es y qué hace Mariela Castro en Estados Unidos
Su fanatismo es estratégico. Mariela es tolerante con las preferencias
sexuales e intolerante con todo lo demás.
Cortesía de Carlos Alberto Montaner
junio 04, 2012
Mariela Castro es un personaje interesante y contradictorio. Se trata de
la hija mayor del dictador cubano Raúl Castro. Como regla general, los
familiares cercanos de los déspotas padecen de una notable disonancia
moral. No son capaces de percibir el daño que sus parientes les infligen
a sus semejantes o, si lo perciben, asumen el discurso oficial y lo
justifican. El amor les distorsiona el juicio crítico.
Para Eva Braun, Adolfo Hitler era un patriota alemán que luchaba por la
grandeza de su país. Clara Petacci amaba tanto a Mussolini, le parecía
un hombre tan virtuoso y tierno, que prefirió ser fusilada junto a él
que continuar viviendo tras su muerte (hasta hicieron el amor la noche
en que los mataron). Si uno escucha y cree a los hijos de Gadaffi o a
los nietos de Trujillo, puede llegar a pensar que el tirano libio o
aquel dominicano sanguinario eran la imitación perfecta de la Madre
Teresa.
A Mariela Castro le ocurre lo mismo. Ha renunciado a la objetividad.
Como sus padres fueron razonablemente afectuosos dentro de la casa, y
como le dieron todo lo que quería, incluido el privilegio de celebrar su
fiesta de quince en Europa, algo impensable en un país menesteroso, ella
ha elegido ignorar que Raúl Castro es un dictador responsable de
numerosos crímenes y de constantes violaciones de los derechos humanos,
continuador de una dinastía militar puntillosamente incompetente que
lleva más de medio siglo de fracasos y atropellos.
En el caso de Mariela Castro la contradicción es más hiriente porque su
estructura psicológica no es la de una fanática inflexible. Su fanatismo
es estratégico. Mariela es tolerante con las preferencias sexuales e
intolerante con todo lo demás. Si una persona quiere expresar libremente
su homosexualidad o su transexualidad, le parece una causa justa y la
defiende a viva voz. Pero si ésa u otra criatura pretende expresar
libremente sus creencias políticas o una visión de la realidad social
diferente a la que postula la dictadura, inmediatamente la califica como
mafia o escoria y justifica que la aplasten. Para ella, la libertad y la
coherencia emocional son algo muy específico situado al sur del ombligo.
En todo caso, ¿qué hace Mariela Castro de gira por Estados Unidos
acompañada por sesenta figurantes, entre los que abundan los policías?
Por ingenuo que parezca, con la ayuda de algunos elementos muy radicales
del ala extremista del partido demócrata, la que se mueve en torno a la
revista The Nation, intenta seducir políticamente al presidente Obama
respaldando el matrimonio gay, mientras trata de crear una red de apoyo
al gobierno de su padre por medio de la coalición conocida como LGTB
(lesbianas, gays, transgéneros y bisexuales).
Para los servicios de inteligencia de Cuba, que son el cerebro y el
brazo ejecutor de la política exterior de La Habana, el camino de LGTB,
aunque les repugne en su fuero interno, porque ésa sigue siendo una
dictadura machista-leninista, es el único que le queda por explorar para
tratar de ablandar a un presidente que no ha levantado el embargo, ni
liberalizado los viajes de los norteamericanos a la Isla, ni puesto en
libertad a los cinco espías apresados hace más de una década, y ni
siquiera ha eliminado a Cuba de la infamante lista de países terroristas.
Es verdad que, desde la perspectiva de la dictadura, Obama, como no se
cansa de repetir Fidel Castro, ha sido una total frustración, pero para
La Habana sería mucho peor si en los próximos comicios Mitt Romney se
alza con el triunfo y los republicanos vuelven a la Casa Blanca, lo que
explica que Mariela haya revelado la verdad de su juego: si ella fuera
norteamericana, dijo, votaría por Obama. A decir esa contraproducente
tontería ha viajado a Estados Unidos.
No obstante, el establishment cubano-americano del partido demócrata,
totalmente centrista y moderado, muy lejos del extremismo de The Nation,
no se va dejar engañar por la estrategia de la policía política
castrista. Es demasiado burda. El influyente senador Bob Menéndez, el
congresista Albio Sires, Joe García, el ex embajador Paul Cejas, entre
otros notables personajes, y no Mariela Castro, son los que ayudan a la
Casa Blanca a definir la política hacia Cuba, y así seguirá ocurriendo.
Si Obama gana, será malo para la dictadura. Si gana Romney, será peor.
La dictadura pierde siempre.
http://www.martinoticias.com/content/article/11683.html
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