De acuerdo a lo que sugiere la hija de Raúl Castro, hasta Cristóbal
Colón hay que llegar para encontrar las causas de las UMAP
Félix Luis Viera, México DF | 13/10/2010
En estas mismas páginas, en una edición reciente, exponíamos, creo que
con datos incontestables, la homofobia que siempre ha marcado a Fidel
Castro a la vez que aclarábamos que el dictador de Cuba (no "cubano", no
creo que merezca ese gentilicio) sí estaba al tanto de la creación de
las UMAP, contrario a lo que afirmara recientemente el gran marrullero
de Birán en una especie de mea culpa en la que se adjudicaba la
responsabilidad de aquel engendro pero, a la vez, la esquivaba
argumentando su dedicación a otros asuntos más importantes que debía
atender por aquella época.
Ahora la sobrina del dictador, Mariela Castro, afirma en una entrevista
aparecida en el portal de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la
Cooperación, que no está de acuerdo con su tío, un "caballero de su
época y con (…) espíritu quijotesco" porque éste haya "asumido la
responsabilidad [de la creación de las UMAP] por ser el máximo líder". Y
agrega Mariela Castro que "Fidel no era el genio de la lámpara para
descubrir que la homosexualidad no era una patología, como establecían
la psiquiatría y otras miradas científicas en el mundo; mientras las
autoridades eclesiásticas la satanizaban, y coincidían en que había que
cambiar a estas personas con terapias, charlas o como fuera". "Para
colmo —añade la sexóloga—, existía el criterio de que el trabajo ayudaba
al hombre a adquirir valores humanos, y dominaban los que apuntaban a
tener una actitud dura hacia la homosexualidad, sobre todo con la
homosexualidad masculina, para ayudarlos a 'hacerse hombres'."
Dice además la sobrina de Castro I —que quizás debería mejor, digo yo,
en lugar de andar de visita por Suiza y otros países de alto rango,
darse una vuelta por las zonas más humildes de Guantánamo, por ejemplo,
donde las casuchas de los más pobres se están desplomando— que "La
cultura homofóbica y machista, heredada fundamentalmente del dominio
colonial español, ha condicionado las relaciones humanas y las
decisiones políticas. La creación de las Unidades Militares de Ayuda a
la Producción (UMAP), es un reflejo del manejo social de esos
prejuicios". Es decir, al paso que sugiere la hija de Raúl Castro, hasta
Cristóbal Colón deberíamos llegar para argumentar el porqué de las UMAP.
Así que como en Cuba se estaba construyendo "una experiencia inédita en
este continente", y la Isla "estaba amenazada internamente por la lucha
de clases, por atentados terroristas organizados y financiados por
Estados Unidos, la Invasión de Bahía de Cochinos" y otras desgracias que
cita la experta, pues "el máximo líder estaba elaborando soluciones a
partir del diálogo con la población" (entre paréntesis: ¿alguna vez
hubo, realmente, diálogo?, ¿o fueron monólogos?, y, lo que más me llama
la atención desde el punto de vista de la lógica más elemental:
¿alguien, una sola persona quiero decir, puede dialogar con toda una
población?). "Fidel ni siquiera estaba al tanto de las UMAP", aclara la
doctora Castro. Esto, claro, nadie lo cree de un dictador que estaba al
tanto aun de lo que podría ganar un limpiabotas (no olvidemos que en
1968, cuando el hijo descarriado de Birán lanzó la llamada Ofensiva
Revolucionaria, hasta los limpiabotas desaparecieron).
Mariela Castro afirma haberse entrevistado con miembros de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior "en aquel tiempo
[de las UMAP]", los cuales le han comentado "que, tan pronto llegaron a
la máxima dirección de la revolución las quejas de la población con
relación a las UMAP, se hizo una investigación minuciosa desde la
dirección política de las FAR sobre lo que estaba pasando, que llevó a
la clausura de las UMAP, en 1968". Miente. Ninguna población se quejó,
para eso no existía —ni existe hoy en día— un mecanismo establecido.
Mejor es que dijera la verdad: los aviones espías estadounidenses
detectaron los campos de trabajo forzado de las UMAP, luego de lo cual
se creó una reacción internacional.
Llama la atención que, quien ahora parece una ministra de ultramar
representante de las bondades de la dictadura cubana, centre su
respuesta sobre el tema UMAP casi únicamente en los homosexuales. A
saber, de los aproximadamente 25 mil o 30 mil seres que se hallaban en
las UMAP, sólo el 20% eran homosexuales. Allí estuvieron campesinos
humildes que profesaban alguna religión, religiosos de distintos credos,
artistas y profesionales que disentían del comunismo, borrachines y
hombres que no eran partidarios del trabajo "duro", entre otros. Estos
eran los "delitos" que habían cometido esos hombres que, en muchos
casos, sobrepasaban ampliamente la edad del Servicio Militar
Obligatorio. Los homosexuales, en mi opinión, ni siquiera habían
cometido algunos de estos "delitos".
Mariela Castro, sin embargo, muestra su veta noble:
"Pero estos tres años [que duró las UMAP] fueron suficientes para
dejar lastimados a muchos seres humanos, que mientras no elaboren lo
vivido, no van a procesar ese sufrimiento". Creo que 45 años es una
buena cantidad de tiempo para "procesar ese sufrimiento", pero hay
sufrimientos difíciles de "procesar". Se le olvida a la entrevistada que
aún es más difícil "procesar" un "sufrimiento" cuando éste,
curiosamente, sigue siendo una mancha que se debe arrastrar de por vida:
aquellos que estuvieron en las UMAP y aún viven en Cuba, tienen en su
expediente la triste condición de "ex soldado" UMAP; es decir, siguen
siendo victimarios, no víctimas. Quizás los únicos que pudieron
"procesar ese sufrimiento" son los que ya han muerto.
Pero pedir perdón por las UMAP "sería una gran hipocresía", afirma la
psicóloga, "es como quitarse la responsabilidad de encima". Según ella,
hasta "los españoles tendrían que pedir perdón por la reconcentración de
Weyler". En realidad, creo yo, el perdón lo piden los caballeros, las
personas, instituciones y gobiernos nobles, de clase. No esperamos
semejante cosa de una dictadura comunista. Pero ésta no debe esperar
tampoco el perdón de los que sufrieron en las UMAP, ni de los cubanos
que han sufrido por otras tantas causas.
Félix Luis Viera es poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara,
Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado, entre otros libros, las
novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC
1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás
comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo
herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la noveleta
Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997.
Reediciones 2003 y 2005).
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/mariela-castro-miente-en-suiza-sobre-las-umap-246862
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